Las inversiones que el incipiente imperio americano tenía en la isla ascendían a unos 50 millones de dólares, pero más importante fue la amenaza de boicotear el azúcar cubano, lo que habría supuesto la ruina económica de la isla.
La presión de las fuerzas políticas cubanas sobre España logró la firma de un tratado de reciprocidad en 1891. Los Estados Unidos compraban el 95 % del azúcar cubano y el 87 % del conjunto de las exportaciones
Colonia española desde su conquista a principios del siglo XVI, la Isla de Cuba tenía a finales del XIX cerca de un millón y medio de habitantes. Prácticamente desaparecida la población precolombina a causa, principalmente, de las epidemias traídas por los europeos, había sido necesario importar masivamente esclavos negros de Africa.
La esclavitud había sido abolida entre 1880 y 1886, pero la realidad económica de la mayoría de la población eran la pobreza y la indigencia. La administración colonial y la justicia que le servía estaban profundamente corrompidas.
Se crearon movimientos independentistas que reclamaron a España mayor autonomía en la gestión de la isla. Una reforma propuesta por el ministro español de Ultramar, Antonio Maura, avanzaba en este sentido pero fue bloqueada por los poderes constituidos.
La esclavitud había sido abolida entre 1880 y 1886, pero la realidad económica de la mayoría de la población eran la pobreza y la indigencia. La administración colonial y la justicia que le servía estaban profundamente corrompidas.
Se crearon movimientos independentistas que reclamaron a España mayor autonomía en la gestión de la isla. Una reforma propuesta por el ministro español de Ultramar, Antonio Maura, avanzaba en este sentido pero fue bloqueada por los poderes constituidos.
En 1893, los Estados Unidos rechazaron el tratado de reciprocidad aduanera que habían firmado dos años antes, lo que provocó la caída del precio del azúcar y consecuentemente el abandono de las cosechas. Los obreros de las plantaciones perdieron sus trabajos.
Así las cosas, el clima era idóneo para el propósito económico-político de la maniobra: desde su exilio en Nueva York, José Martí ordenó al Partido revolucionario cubano iniciar el levantamiento. Era el 29 de enero de 1895.
Así las cosas, el clima era idóneo para el propósito económico-político de la maniobra: desde su exilio en Nueva York, José Martí ordenó al Partido revolucionario cubano iniciar el levantamiento. Era el 29 de enero de 1895.